Apuntes del día

15 septiembre 2005

Hogar

Se estira, se encoge, parece que respirara, se ensancha y se alarga, así es la casa de mis padres, es mucho más larga que ancha y arrastra casi 100 años según cuentan los mayores. No tiene una puerta de entrada común es un portón ahora de acero, antes de madera, con barrotes que dejaban ver el exterior soleado en las tardes de verano, y que agrandaban el ruido de la lluvia en invierno, junto con las melodías de la calle , los vendedores de verdura de antaño , los de leche en carromatos, el organillero que repetía su melodía cuadra por medio, y los martes en la mañana muy temprano sobre los adoquines de la calle las ruedas de las carretas de los feriantes de la calle de la esquina.
Lo primero que se descubre son sus altas paredes, tal inusuales hoy en día, a la entrada de baldosas rojas que sirve de garaje para, hoy el auto de mi padre, ayer para los autos de las visitas, y mucho antes para la gran moto de mi abuelo y la moto asesina de un primo que nunca conocí,  y antes de eso una “burra”, como llamaban popularmente a los ford T antiguos.
A la derecha una puerta lleva a mis habitaciones un pequeño baño a la izquierda, una cocina pequeña un living y el dormitorio, hace mas de 10 años esas dos habitaciones eran parte de una botillería que mi abuela subarrendaba, claro como es usual en los barrios también era un clandestino donde los vecinos venían a escondidas de sus esposas a beber vino de dudosa calidad y seguramente peor sabor, aun recuerdo las garrafas puesta en atriles y a los dependientes sacando sus jugos con jarros.
Después la casa tiene un su primer patio (en total son tres como corresponde a una doña casa supongo) hoy es un vergel bien cuidado, el amor mas grande de mi madre después de mi padre, de mi y de los gatos (no se si ese es el orden pero no importa) son las plantas y parece que ellas lo saben así que son generosas para mostrar su belleza no soy muy experto en los nombres pero si agradezco su presencia, si reconozco al naranjo y en invierno le agradezco que me regale con alguna de sus delicias cuando salgo apurado y sin desayuno el dulzor y frescura de esas naranjas, hacen que el día aunque este gris y lluvioso sea más placentero. Esta en el medio, a la izquierda una pared de ladrillos apenas se adivina cubierta por una verde y eterna enredadera que sube por las murallas de la parte principal de la casa. Mas adelante y antes de entrar a la casa esta a mano derecha el living y el comedor (no se pregunten porque, pero es así, supongo que las visitas antes siempre tenían hambre y prisa).
Una gran puerta de madera bien tenida da paso a la sección principal de la casa, al entrar a la izquierda esta la pieza que mi madre usa como su taller de artesanías,( siempre me he preguntado porque mis padres son tan hábiles con sus manos y yo un reverendo bruto) antiguamente era el escritorio de mi abuelo, con libreros en toda la habitación colmados de libros de filosofía, y de química (no era raro ya que era radical y también ingeniero químico). A la derecha una habitación muy especial era la mía de pequeño , tengo mis primeros recuerdos de vida en ella, no se que edad tendría pero recuerdo a mi padre jugando con mi mano entre los barrotes de una cuna, y recuerdo la ventana pequeña en demasía por donde vi a lo lejos el resplandor del disparo de la pistola de mi abuelo una vez que había ladrones rondando por la casa de el lado, también recuerdo la pared resquebrajándose una mañana de domingo muy lejana cuando a la tierra de esta parte del mundo le da por bailar. Esa habitación conecta con otra un poco mas grande que antiguamente fue la de mis padres, después el comedor y hoy el escritorio que casi solo yo ocupo.
Avanzando por un corto pasillo, y descendiendo un escalón, están el baño principal, (enorme para los de hoy), la habitación de mis padres y una mas pequeña que hoy es el vestidor y antiguamente la pieza de la menor de las hermanas de mi madre. Al frente una galería de madera con un pequeño muro de base de no mas de un metro muestra el segundo y principal patio, avanzando hacia la izquierda y descendiendo otro escalón se llega a la cocina  y donde más se reúne la familia, sobre todo los fines de semana cuando podemos estar juntos. Tiene dos puertas a una habitación mas grande que hoy funciona como una bodega y pieza de planchado, la cocina y esta habitación son mas nuevas que el resto de la casa, probablemente las construyo mi abuelo cuando casi toda la familia vivía ahí  en los tiempos de escasez, desde esa pieza de la que solo recuerdo era la habitación de la “mamacita”, así llamaba mi mamá a su abuela una señora callada, pequeñita y siempre vestida de negro, con tantos años encima que yo no entendía bien como alguien pudiera vivir casi 100 años, lo curioso que murió de cirrosis y jamás probo licor en su vida ya que era evangélica, (tiempo después supe que hay cirrosis por muchas causas y ella murió porque creo que en más de 70 años no probo carne en su dieta, su hígado le paso la cuenta, tarde creo yo, pero la paso)
El segundo patio es mi preferido es amplio de cemento, y tiene un parron que en los fines del verano nos regalaba sus uvas hasta que mi madre en un muy democrático ejercicio las arranco (porque estaban viejas las parras dijo) la verdad que las saco por que se aburrió de limpiar, y limpiar la suciedad que dejan las uvas al caer eso sin contar que las pequeñas arañitas de la uva le comían a sus plantas regalonas.
Ese patio, guarda mis momentos más felices de mi niñez, las noches de navidad esperando al viejito pesquero con toda la familia reunida, la casa estaba llena de personas que reían y bailaban en pascuas y año nuevo los juguetes el fresco aire de las noches de diciembre el olor a los jazmines del cabo que cubrían las paredes los regalos los juegos con mis primos, la alegría que nunca más he sentido cuando la vida no era una pregunta si no que una respuesta hermosa.
Ah me olvidaba de otra parte de la casa, separado del anterior patio, esta el último lugar de la casa, otro patio, antiguamente ahí había una construcción de madera que de pequeño tenia prohibido pisar sin un mayor era el laboratorio de mi abuelo, cuando niño pensaba que hacia sinistros experimentos, después describí que mi abuelo para ayudarse en sus ingresos rellenaba extinguidores, además había un enorme telar industrial que ignoro si alguna vez funciono, pero que yo usaba como un lugar para jugar, han pasados casi 90 metros desde la entrada hasta este lugar y la casa termina, si, es de una extraña geografía lo admito pero no por eso deja de ser ( par mi por lo menos) interesante y amable y muy querida.

14 septiembre 2005

Hay días...

Hay veces en que uno siente la carga de la vida, como hoy, como que el peso es mayor que otros días, y entonces uno se cansa, se llena de hastío y de fatiga del alma, así me siento hoy, hay  veces que uno no ve esperanzas y parece que esta al costado de todo el río de la vida que pasa feroz y ruidoso por su lado, sin poder ir con su corriente, a veces me pregunto si vale la pena tratar de ser lo mejor persona posible, si eso es finalmente mi propósito en este mundo o si es, solo una coraza para tratar de no ser dañado por los depredadores de almas que saltan feroces entre las aguas de este rió llamado vida.